viernes, 16 de mayo de 2008

LOS OLIGOELEMENTOS. Su aplicación a la constitución individual.

En 1835 Berzelius observó que la acción de determinadas sustancias producía una aceleración en las reacciones bioquímicas orgánicas de las plantas, propiedad que denominó catálisis.

Poco después, Pasteur publicó el mayor rendimiento y más rápido desarrollo que obtenía con los cultivos de levadura en medio líquido conteniendo azúcar y tartrato de antimonio, cuando añadía al medio cantidades mínimas de determinadas sustancias químicas.

Los trabajos de un discípulo de Pasteur, Raulin, sobre los cultivos de espárragos y, sobre todo, poco más tarde, en 1897, las investigaciones de Gabriel Bertrand pusieron en evidencia la importancia que ciertos metales y metaloides, que se encuentran en los organismos vivos a nivel de trazas, de cantidades infinitesimales, tienen en el funcionamiento orgánico, demostrando que para que ciertas enzimas, como las diastasas, que provocan la oxidación de los polifenoles en contacto con el aire, actuaran, necesitaban la presencia de una mínima cantidad de cobre y manganeso.

Partiendo de las experimentaciones anteriores, Jacques Menetrier, en 1932, verifica, clínica y terapeúticamente, la acción de los oligoelementos en los cambios orgánicos y, consecuentemente, en la salud, y la observación minuciosa de las reacciones fisiopatológicas le conducen a clasificar a los enfermos según sus factores hereditarios, su receptividad o resistencia a ciertas enfermedades, su respuesta física y psicológica, en el «terreno» correspondiente; situando los distintos estados patológicos en cuatro

“DIATESIS”: (Constituciones genéticas individuales)

I. Artrítica o alérgica, en la que se utiliza manganeso.
II. Hiposténica o artro-tuberculosa, que usa manganeso-cobre.
III. Distónica o neuroartrítica, que usa manganeso con cobre o cobalto
IV. Anérgica, en la que se utiliza cobre-oro-plata.

Midiendo sistemáticamente las variaciones de acidez y alcalinidad, así como el potencial de óxido-reducción, se comprueba que únicamente existen cuatro combinaciones físico-químicas posibles: oxidación, reducción, acidificación y alcalinización, que se corresponden, exactamente, con las cuatro diatesis, en la forma siguiente:

Diatesis I. Acidificación y reducción.
Diatesis II. Acidificación y oxidación.
Diatesis III. Alcalinización y reducción.
Diatesis IV. Alcalinización y oxidación.
Dentro de ellas, las más frecuentes son las dos primeras. Existe una diatesis intermedia, que puede superponerse a todas las anteriores y que coincide con lo que Selye denomina síndrome general de desadaptación o de stress, es la diatesis V, que se trata con las asociaciones zinc-cobre o zinc-níquel-cobalto.

Naturalmente que esto es un esquema; en la práctica, normalmente se presentan diatesis mixtas, o formas de transición de una diatesis a otra por diversas razones, además las diatesis no son inmutables; ciertamente hay un principio estable que es el familiar genético, es decir, el hereditario, pero la acción de diversas agresiones físicas o psicológicas pueden variar ciertos aspectos.

Los oligoelementos reseñados son el armazón básico del tratamiento con oligoelementos, es por lo que se conocen como oligoelementos «mayores» o «principales», pero existen otros, denominados «complementarios», que también es necesario utilizar en determinadas ocasiones.

Químicamente, el organismo humano está formado por ciertos constituyentes mayores, como son el carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, azufre, cloro, calcio, potasio, sodio y magnesio. Pero con estos elementos mayores existen más de veinte elementos menores, que aunque sólo representan una diezmilésima parte del total, son indispensables para la vida. Si observamos la tabla períodica de elementos, podemos ver que el 99% de las estructuras orgánicas están constituidas por los veinte primeros elementos, el 1% restante, se sitúa del 20 al 42, a excepción del iodo.

El planteamiento alteración-déficit-carencia-corrección mediante aporte es demasiado simplista y, frecuentemente, equivocado. En una anemia hipocrómica, el aporte de hierro no soluciona siempre el problema, ya que el hierro sólo es activo en presencia del cobre, que favorece su absorción y movilización, siendo indispensable para la síntesis de la hemoglobina, pudiendo existir, también, un bloqueo en la absorción del hierro por causa de contaminación mercurial, debido a las amalgamas dentales u otras fuentes nocivas. Asimismo, en las descalificaciones se administra calcio, pero para que éste se fije en los huesos se necesita la presencia de magnesio y que ambos estén en un determinado equilibrio con el fósforo. (De ahí el absurdo de administrar solo “sulfato de hierro” en las anemias ó “carbonato de calcio” en la descalcificación, lo que, en el aspecto biológico, crea más problemas que beneficios.)

Por otra parte, el magnesio se utiliza, en alopatía, a dosis ponderales en el tratamiento de la espasmofilia. La administración de magnesio en oligoterapia, para el mismo tratamiento, es de 1.000 veces menos, obteniéndose, en el 88% de los casos, la normalización electromiográfica. Esta acción, por lo tanto, no parece ser consecuencia del simple aporte cuantitativo, sino de los efectos catalíticos en la reacciones enzimáticas.
A este nivel de la experiencia – y hablando explícitamente de DOSIS - podemos recordar las demostraciones científicas de los doctores Samuel Hahnemann, James Tyler Kent ó Hans-Heinrich Reckeweg, quienes pudieron comprobar que las sustancias muy diluidas no solamente no debilitaban su poder curativo, sino que lo aumentaban, lo cual concuerda perfectamente con la FARMACOLOGIA ORTODOXA actual, uno de cuyos exponentes fundamentales, conocido como la Ley de Arndt-Schultz establece:

LEY DE ARNDT-SCHULTZ.-
“La acción fisiológica de una célula, resulta aumentada ó disminuida en relación con la intensidad del estímulo (Prof. Schultz). Las estimulaciones débiles aumentan la capacidad vital, las fuertes la frenan, y las exageradas la eliminan.”

Según la ley anterior, la práctica clínica demuestra que en la anemia, el cobre, generalmente, está elevado en sangre, sin embargo, el paciente mejora al administrárle CUPRUM, en forma de oligoterapia catalizadora. En la espasmofilia las tasas plasmáticas y eritrocitarias de magnesio son normales, pero el tratamiento con “dosis mínimas” de magnesio da resultados positivos. Esto encaja perfectamente con los principios farmacológicos de la biología y fisiología celular. Según la LEY DE SIMILITUD, utilizada en homeopatía, el mismo producto que en dosis ponderales produce una patología, en dosis mínimas la normaliza, si el organismo aún contiene energía vital suficiente. Lo cual armoniza perfectamente con la LEY DE DOSIS MINIMAS, antes mencionada como ley de Arndt-Shultz.

Como el práctico bién conoce, el campo de los oligoelementos no está relacionado con la homeopatía sino con leyes biológicas que aplican perfectamente a la oligoterapia; para entrar en el terreno de la homeopatía tendríamos que hablar, además, de altas diluciones y de dinamización, lo cual no es el caso en el terreno oligo-terapéutico.

Aunque existen aún muchas incógnitas en cuanto al mecanismo de acción de los oligoelementos, parece cada vez más evidente que éste depende más que de su presencia, de un efecto reequilibrante, regulador y fundamentalmente cualitativo que cuantitativo, pues muchas veces se restablece la normalidad funcional aunque no se detecten carencias e, incluso, existiendo exceso.

Según Cotzias, las condiciones para considerar un oligoelemento esencial se establecen por las siguientes constantes:

- Estar presente en todos lo tejidos sanos.
- Concentración constante en todos los animales de la misma especie.
- Su carencia produce las mismas anormalidades, reproducibles, en todos los individuos de la especie.
- Su administración evita o compensa las anormalidades.
- Su deficiencia va acompañada por cambios bioquímicos específicos.
- Cubierta la deficiencia se corrigen los cambios bioquímicos.

La mayoría de las dietas que se consumen en el mundo desarrollado deberían estar equilibradas o suplementadas con principios nutrientes, como vitaminas, aminoácidos, enzimas, minerales y oligoelementos; sin embargo por causa de malos hábitos, enfermedad, defectos de absorción o administración de sustancias químicas que alteran el normal funcionamiento de disociación o transporte, que secuestran o inactivan la acción catalítica, por fenómenos de quelación fundamentalmente, se pueden apreciar, en el mundo occidental, situaciones de deficiencias.
Por ello, desde estas páginas, y en uso de una conciencia científica realista y humanitaria, no tenemos más remedio que preconizar la utilización de los suplementos nutricionales de origen biológico, bien dosificados, y la aplicación complementaria de los aromas de plantas y oligoelementos catalizadores –estén contenidos en los aromas ó preparados específicamente- para equilibrar el metabolismo de cada persona, en particular, y mejorar la calidad de vida humana en general.

(Para información bibliográfica ver, en la sección de “productos”, el apartado sobre Aromas de plantas y Oligoelementos.)

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