miércoles, 7 de mayo de 2008

La ley natural de vida


Sociedad de consumo
Evidentemente podemos comprobar con facilidad como el ser humano ha aprendido a usar su inteligencia y con ello ha progresado. A veces de manera deslumbrante en diversos campos científicos o técnicos. No obstante, también es obvio que el progreso espiritual del hombre no ha marchado a la par de sus conquistas materiales; y es precisamente esta desarmonía la que mantiene hoy día la perpetua paradoja entre grandezas y miserias.

Sabemos que a largo plazo el mal se destruye a sí mismo. Así fue como civilizaciones enteras desaparecieron por su vida inicua y licenciosa. Todos podemos saber por la historia, el caso de las grandes potencias mundiales dominantes en la historia de la humanidad, a saber: Egipto, Asiría, Babilonia, Medo-Persia, Grecia, Roma y el imperio Otomano que nacieron y murieron dejándonos mas o menos sus vestigios. No supieron conservar el equilibrio suficiente como para ir adaptándose al progreso lógico y razonable en la búsqueda del bien común para poder perdurar.

Hay muchas razones que explican el declive de las culturas pero no cabe duda que una explicación sencilla puede ser que cuando las aludidas potencias mundiales iban afirmándose en el poder, y sus gentes abandonaban sus nobles trabajos y las labores productivas se delegaban a los pueblos conquistados y esclavos; y de esta manera cambiaban la vida saludable por vida placentera y por falta de ejercicio, de educación y de investigación. Las enfermedades y la atonía crecieron en dichos pueblos debilitando a sus habitantes. Entre tanto los gobernantes, los ricos y la mayoría de los pobladores de esas potencias dominantes solo pretendían vivir de las rentas; a la vez que la vida sensual llenaba sus mentes en la búsqueda de los placeres sin freno que poco a poco iban contaminándolos hasta caer en la enfermedad que abarca desde la propia familia a la entera estructura social, o base de la civilización dominante.

De la misma manera hoy debemos estar vigilantes para que no ocurra lo mismo con el imperio del desarrollo tecnológico y la globalización salvaje sin límites ni respeto por el desarrollo humano. La vida cómoda, la contaminación física y moral, la búsqueda de placeres, la conducta relajada, la alimentación antinatural y contaminante, etc. van invadiendo los organismos humanos degradándolos progresivamente. El ser humano trabaja como sea a fin de conseguir grandes ganancias para poder comprar todo. Esta es la mentalidad materialista y hacia este punto de vista va enfocado el lavado de cerebro que continuamente se efectúa en la mente de las personas hoy día por medio de la televisión, prensa, radio y otros medios de difusión. Somos conocedores de todo lo antedicho y la inteligencia nos debe inducir a sacar provecho del conocimiento corrigiendo errores para no caer en el mismo fracaso de civilizaciones anteriores.

A través de la educación los seres comienzan a comprender que es necesario vivir en armonía con la naturaleza para poder convivir con ella en perfecto equilibrio físico-psíquico.

Por ello entendemos que es el momento apropiado para que prospere la Ciencia de la Salud que debe ser un cuerpo de enseñanzas con bases científicas reales que capaciten a nuestros asociados para entender la vida, cuidar su salud y la de sus hijos y saber a donde dirigirse cuando necesiten orientación al respecto.

En este caso, la persona no debería dirigirse al primer lugar donde se ofrezcan remedios más o menos milagrosos quizás disfrazados por la palabra "naturismo" y, probablemente guiados por ideas más materialistas que docentes; sino más bien consultar a un instructor naturista o especialista en Ciencia de la Salud con suficiente credenciales que le acrediten en dicha ciencia y así el interesado tendrá verdaderas posibilidades de aprender a vivir en armonía con la naturaleza normalizando su vida presente y previniendo las enfermedades futuras a las que todo ser humano está predispuesto debido a la imperfección heredada.

Este sistema de vida que nos enseña el libro supremo de la naturaleza será debidamente expuesto en el presente curso de Ciencia de la Salud. Y esto no está basado en puntos de vista personales, sino en medio siglo de experiencia teórica y práctica de las mejores escuelas mundiales de la naturopatía y la biocultura y en la perfecta enseñanza que desde el principio de los tiempos se nos ha revelado a través de la naturaleza.

Así pues, todos los que aman la vida tienen la oportunidad de aprender la Ciencia de la Salud, base fundamental de la cultura biológica o biocultura y verdadero sistema de perfeccionamiento individual y renovación social. El adoptar el título de Ciencia de la Salud se debe a que por este sistema ponemos en conocimiento de sanos y enfermos los medios adecuados que nos ofrece la naturaleza. Además, al decir Ciencia de la Salud también está envuelto el verdadero concepto de lo que es "ciencia", como explicaremos más adelante.

Normaliza, antes que curar
La naturaleza nos enseña a vivir en armonía con sus sabias leyes para no llegar a estar enfermos. Nos enseña a normalizar nuestras funciones fisiológicas realizando así la mejor de las prevenciones para no caer en la enfermedad. La normalidad funcional de nuestro organismo debe ser siempre nuestra meta principal, y una vez lograda ésta por medio del buen uso de los agentes naturales de salud, las causas determinantes de la enfermedad ya no tienen razón de existir.

Las enseñanzas del naturismo genuino o Ciencia de la Salud nos conducen hacia la salud integral, que es la regularidad funcional del organismo, un fenómeno positivo. De aquí que el único remedio que puede alejar toda dolencia consiste en cultivar la salud, y esta es la enseñanza que queremos llevar a todos ustedes.

Según estableció Hipócrates, el maestro griego de Cos, la mejor enseñanza para todo enfermo es conducirlo al restablecimiento y mantenimiento de su salud y no sólo combatir sus dolencias, que son simplemente el efecto de la falta de salud. Puesto que toda enfermedad es de la misma naturaleza, o sea la alteración de la salud en mayor o menor grado, solo se muere por tanto, sin más complicaciones, por falta de salud. Como iremos comprobando el enfermo es un individuo que carece de salud. ¿Por qué? Por no saber cultivarla. Y la enfermedad es una manifestación variable de dicha carencia. De esta manera, la persona razonable que obtenga un criterio propio sobre esta cuestión elegirá el camino que le enseña la "Ciencia de la Salud".

Cómo actúa la "Ciencia de la Salud"
Al margen de lo establecido como científico según la ciencia convencional, nuestro sistema no está conectado con la patología y terapéuticas más usuales. Fundamentalmente la "Ciencia de la Salud" se dirige a la normalidad funcional; es decir, a la salud, enseñando al sujeto a recuperarla o a conservarla mediante el equilibrio funcional de su cuerpo. Y para obtenerlo bastará con el uso adecuado de los agentes naturales de vida: aire (respiración), agua (hidratación, hidroterapia), luz (fototerapia), tierra o arcilla, y alimentación conveniente a base de ensaladas, frutas, verduras, cereales, frutos secos, legumbres, etc...

La enfermedad y el remedio
Dentro del concepto de la "Ciencia de la Salud" y desde el punto de vista de la naturaleza, la mayor enfermedad que existe se llama "ignorancia de la salud" y el mejor remedio racional y lógico lo constituye la instrucción del individuo para que por sí mismo practique vida sana con buenas digestiones y activa eliminación cutánea, práctica del ejercicio factores indispensables para conseguir la salud integral del cuerpo y alejar toda dolencia. También se deben evitar los malos hábitos como el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad, el estrés y otras epidemias modernas a la que se enfrenta nuestra sociedad. La salud no se obtiene en el consultorio ni se compra en el mostrador. Ella es el resultado de nuestros propios actos de cada día a tono con la ley natural.

La autoterapia permite a los seres vivos a curarse por si mismos en muchos casos de enfermedades. Es ley de vida el morir debido a ataques, enfermedades o la vejez (es decir las células y tejidos no son capaces de reproducirse adecuadamente). El tejido tiene maneras de recuperarse en caso de enfermedades (infecciones, desequilibrios transitorios, cáncer) por sistema inmunitario, roturas y heridas con hemorragias (coagulación y regeneración de tejidos), excesos alimentarios por vomitar o diarrea o el ayuno.

La enseñanza de la "Ciencia de la Salud"
Las enseñanzas de esta ciencia se refieren pues a consejos de vida sana para que cada cual sepa escoger sus alimentos, activar su piel, masticar y ensalivar lo que come, digerir adecuadamente, respirar con normalidad, dormir los necesario y de manera correcta, practicar ejercicios físicos idóneos y, en pocas palabras, mantener la actividad normal de su propio cuerpo en las funciones de nutrición y eliminación que constituyen la vida equilibrada. Así entonces, podemos entender que la salud es actividad funcional del organismo. Enfermedad es depresión funcional. Y muerte es paralización funcional del individuo.

Forma de aplicar la "Ciencia de la Salud"
En lugar de prescribir remedios para sofocar síntomas y manifestaciones de la falta de salud, la "Ciencia de la Salud" procura el restablecimiento de ésta mediante régimen de vida dirigido a obtener buenas digestiones, normal respiración y actividad funcional de la piel del individuo. Con buenas digestiones se nutre al cuerpo adecuadamente. Y con activas eliminaciones de su piel se expulsa de él lo malsano y perjudicial, al igual que por los riñones, intestinos y otros emuntorios. Cuando esto se consiga habremos llegado a través de la "Ciencia de la Salud" a dominar la ciencia del equilibrio, pero para ello hay que cumplir correctamente todas las normas que nos enseña la naturaleza como estudiaremos en el tema 2 intitulado: "El decálogo de la ley natural".

La digestión y la temperatura bases de la salud
La fórmula química del cuerpo humano nos muestra la composición a base de agua (66%), proteínas 16%), grasas 13%), y minerales 5%). La alimentación debe ser tal que podamos mantener esta composición. Unos 50 a 70 gr. por día de proteínas (un 15% de nuestras necesidades calóricas), un 30% de nuestras necesidades calóricas en grasas, un 55% en Hidratos de carbono, además de fibra, vitaminas, minerales y agua. Estas cantidades son aproximadas pues varían según la edad, sexo, actividad, estado (embarazo, enfermedad), verano, invierno. La sobrealimentación en grasa saturadas, azucares sencillos y proteínas acarrea enfermedades en el mundo moderno (obesidad, diabetes,..) que se podrían evitar con una mejor nutrición. La buena masticación, los hábitos regulares de evacuación, etc., son necesarios para la buena salud.
El organismo tiene sistemas para conservar el medio interno constante (homeostasis en la que intervienen varios sistemas orgánicos: el hígado metaboliza las proteínas produciendo iones hidrógeno (H+), el pulmón elimina el dióxido de carbono (CO2), y el riñón generando nuevo bicarbonato (H2CO3).), dado que es importante para las reacciones químicas en el organismo que el pH sea ligeramente alcalino (7.3979). Si se acidifica (Ej.: en diabetes por producción excesiva de cuerpos cetónicos al metabolizar ácidos grasos en vez de glucosa,..), la homeostasis tiende a equilibrarlo con la respiración y la reacción con el tampón de bicarbonato. En caso de que se agoten estos mecanismos de homeostasis, el individuo puede entrar en coma (acidez que impide funcionamiento normal de las neuronas y de los músculos).

Para la persona normal la digestión es la base de la salud. Los alimentos son transformados en nutrientes (aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas y oligoelementos) que se utilizaran para la reconstrucción de nuestras células y tejidos y para la producción de la energía que nuestros órganos necesitan. Al ser animales de sangre caliente necesitamos una temperatura constante de unos 37 ºC para que las reacciones corporales tengan lugar de manera natural.

Adicionalmente los procesos oxidantes consumen el oxígeno inspirado y se produce dióxido de carbono que se expira. La sangre impulsada por el corazón transporta el O2, los nutrientes, así como el CO2 y los desechos de unos órganos a otros Los residuos de la alimentación son expulsados por las heces y el exceso de líquidos junto con los desechos disueltos en ellos se eliminan por la orina, y a través de la piel por el sudor. Para que la salud mantenga su equilibrio la temperatura de las mucosas internas del organismo debe ser la misma que la piel, 37º C. En caso contrario las reacciones enzimáticas se alteran y el cuerpo se intoxica.

Con lo dicho anteriormente, de forma muy simplificada, queda explicado este nuevo concepto de salud o salud integral, normalidad funcional del organismo, que precisa temperatura normal y uniforme en todo el cuerpo. Este sistema de equilibrio térmico enfoca con nueva perspectiva el problema de la salud.

¿Por qué se denomina nuestro sistema "Ciencia de la Salud"?
Para evitar confusiones o malos entendidos vamos a definir primero lo que es "ciencia". "Ciencia" es lo opuesto a dogma. "Dogma" es algo que una persona marca a priori, es decir, un camino o sistema del cual nadie puede variar. Sin embargo, "ciencia" es algo que abre el camino de la investigación pero no marca definitivamente el sistema a seguir hasta que no se comprueba que tal camino es cierto y entonces, posteriormente, se da la solución cuando tal sistema realmente ha sido probado y refinado. Así, de esta sencilla ilustración podemos desprender que la "ciencia" es un medio, por lo que nunca debería estar el hombre al servicio de la "ciencia", sino la "ciencia" al servicio del hombre. Pero desgraciadamente, el ser humano se pone en su mayoría al servicio de la "ciencia" creando un sistema dogmático y totalitario que impide la buena colaboración entre las diferentes ramas médicas y científicas y las medicinas paralelas o naturales.

De manera que para no caer en esta sutil trampa del pajarero, hemos de entender que la "ciencia" es un conjunto conexo y ordenado de conocimientos que están mutuamente enlazados y abiertos a toda posibilidad de cambios e ideas, cuya eficacia pueda ser demostrable.

Esto tiene tres etapas:

1) conocer por medio de la observación,
2) comprender por medio del razonamiento y
3) realizarlo por medio de la experiencia personal.

Así si conocemos la verdad, comprendemos la verdad y realizamos la verdad en los asuntos habremos adquirido la sabiduría. La sabiduría hemos de obtenerla de la naturaleza con un profundo estudio de la misma mediante la observación, la práctica y la experiencia para poder extraer toda la enseñanza que allí está contenida. Según esto, vemos que la ignorancia de la salud por la naturaleza es la única y verdadera razón de la persistencia de todas las enfermedades que el hombre sufre en el curso de su existencia. Se comprende la capital importancia que tiene el instruir al niño, al hombre y a la familia en tan importante materia que le ayude a recuperar y mantener la salud en el presente y en el futuro. Aquí está nuestro objetivo principal de nuestro curso de "Ciencia de la Salud".

La ley natural de vida
La ley natural aplica al ser humano al igual que a todo ser que existe en el universo. Las mismas leyes que fijan las órbitas de los astros, que señalan las estaciones del año y que dirigen la vida del reino animal desde el elefante al más pequeño microorganismo, estas mismas leyes, que designamos con el nombre de "ley natural" rigen al ser humano.

La ley natural es norma de salud y de virtud. De aquí que el hombre sano es bueno y el hombre enfermo, solo con gran violencia sobre sus inclinaciones morbosas puede dejar de ser malo. La vida del hombre civilizado, degenerando su instinto e ignorante de la ley natural se desarrolla sin más guía que el espíritu de imitación de ajenos errores. La necesidad que hay en cada persona, especialmente de los padres de familia, es la de instruirse en la "Ciencia de la Salud" que especialmente está en la observación de esta ley natural.

Si volvemos la vista a la naturaleza veremos como los irracionales, que viven en libertad, dirigidos por su instinto, cumplen constantemente con la ley natural, viviendo así en perfecta normalidad fisiológica que equivale a la salud integral. Sin embargo, el hombre abusando de su libre albedrío, contraviene la ley natural continuamente, llevando de ordinario como sanción una vida de dolencia que termina por lo general con una muerte prematura y dolorosa.

(Publicado en el libro “La Ciencia de la Salud” por T. Soriano)

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